Derribando 3 mitos tintóreos

Luego de leer documentos de botánica, algunos de química (los que me dieron muuucho trabajo) y otros del oficio tintóreo me gustaría hacer frente a ciertas aseveraciones que he escuchado por ahí:

1. No existe necesariamente una correspondencia entre el color de la planta y el colorante que esta tiene. Así, aunque podemos obtener amarillo de la raíz amarilla del Michay (Berberis darwinii) también podemos obtener un gris celestoso utilizando la corteza rojiza verdosa del Chilco (Fuchsia magellanica) De la misma manera, especies que nos deslumbran con la vistosidad de sus colores, no poseen colorantes naturales que nos permitan teñir fibras.

2. No existe una correspondencia sistémica entre familias botánicas y grupos de colorantes. «Hay ejemplos como el de la familia de las Asteráceas en que prácticamente todos sus miembros contienen colorantes amarillos del grupo de los flavonoides, pero se da el caso opuesto en el que tintes de un mismo grupo, como son los indigoides (añil y púrpura) se encuentren el primero en una planta y el segundo en un molusco» (Roquero, 1995, p.148)

3. Es falso que las anilinas hayan desplazado el uso de los tintes naturales en América con la llegada de los españoles. Esto es imposible, ya que el primer tinte fue sintetizado mucho después, en 1856, por el inglés William Perkin.

Fuentes:

Roquero, Ana (1995) Colores y colorantes de América.

Dean, Jenny (2010)  Wild Color.

Cardon, Dominique (2007) Natural Dyes.

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2 comentarios en “Derribando 3 mitos tintóreos

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